jueves, 28 de julio de 2016

Colombia, un país de criticones


Autor: Christopher Rivers

Con la llegada de los juegos olímpicos que se realizan cada cuatro años, Colombia empieza a sentir fiebre olímpica y los ojos empiezan a recaer sobre los llamados deportes individuales que son prácticamente los deportes insignias de estas justas deportivas incrementándose la ansiedad por conocer el desempeño de nuestros atletas olímpicos con el tricolor patrio en su pecho y uniforme. En este periodo de cuatro años nuestros más grandes deportistas han dejado cuerpo, alma y espíritu por seguir una rutina de entrenamiento que los llevaron a estar en las grandes ligas de los deportes tradicionales desde la antigua Grecia.

Hoy, cuando faltan unos pocos días del encendido de la llama olímpica me atrevo a realizar un juicio propio y crítico de los posibles comentarios de calle que se escucharán a lo largo de nuestra geografía colombiana sobre los factibles resultados deportivos en estas competencias olímpicas y estas críticas se las haré a esa masa de colombianos promedios que terminaron convirtiendo la crítica en un mal llamado “criticar”.

En Colombia, mis compatriotas desde hace unos años para acá volvimos la crítica un juicio negativo pormenorizado, aplastante y destructivo sobre una acción de tipo público (a veces sobre actuaciones de tipo privado); según la real academia de la lengua española define la palabra crítica -siendo ésta un adjetivo- como: “Inclinado a enjuiciar hechos y conductas generalmente de forma desfavorable”. Pero a su vez define el verbo criticar sobre dos definiciones, la primera: “Analizar pormenorizadamente algo y valorarlo según los criterios propios de la materia de que se trate” Y la segunda: “Hablar mal de alguien o de algo, o señalar un defecto o una tacha suyos.” De acuerdo a lo anterior el colombiano promedio accede a la segunda definición, donde la acción de criticar la volvieron una destrucción verbal de forma negativa, tan negativa que acaba con palabras los juicios y las actuaciones de quien las realiza.

Teniendo ya nuestra definición clara, Colombia se volvió un país de criticones, donde lo único que hacen es criticar sin juicios de valor el desempeño de las personas que “SI” hacen, realizan  y actúan bajo un sentimiento de superación personal para obtener resultados de forma individual pero con eco colectivo; y me quiero referir en este caso a nuestros grandes y emblemáticos deportistas. ¡Si! a esos hombres y mujeres que día a día se hacen solos y se forman solos, a esos hombres y mujeres que se esfuerzan jornada tras jornada, noche y día por dejar el nombre del país y la bandera en la cúspide del mundo, esos que con hambre físico superan infinidad de obstáculos para convertirla en hambre de victoria donde su fatiga es superada bajo el fuego del espíritu, mereciéndose el apelativo de “gladiadores deportivos”. Esos son nuestros deportistas que se hacen con las uñas, retando las adversidades y venciendo lo imposible.

La semana pasada al terminar el tour de Francia al no darse el resultado esperado que era el triunfo de Nairo Quintana sobre el británico Christopher Froome, empezó a llover todo tipo de críticas y entre esas las del colombiano del común afirmando de forma tajante: “ Nairo es un miedoso, Nairo es un blando, a Nairo definitivamente le falta mucho es mejor que se dedique a otra cosa más bien” y de ahí en adelante todo tipo de calificativos incultos que no merecen que les gaste ni una sola letra en este artículo.

Acaso -pregunto yo-, ¿alguno de nosotros le tocó sacar de su bolsillo y decirle a Nairo en su época de formación, que le daba los pasajes para que pudiera ir a otra ciudad fuera de Boyacá y este muchacho pudiera competir y foguearse?, los criticones dirán que eso no es problema de ellos que para eso está el estado y yo les respondo que Nairo tampoco tiene obligación con ningún de nosotros porque el estado no lo apoyo como debía de ser, porque las políticas estatales en cuanto al deporte son muy nefastas en comparación con países como Brasil y Estados Unidos; y si Nairo esta donde esta es por amor familiar, amor propio, por deseos de superación y porque en su momento contó con las personas que reconocieron su potencial, en ese momento jamás estuvieron los criticones apoyando. Lo que sí es verdad es que gracias a ese esfuerzo de nuestro Nairo hoy los colombianos podemos sacar pecho y sentir sus victorias como nuestras a pesar de que son ajenas a nosotros.

Esa ausencia estatal en el deporte no es un invento mío, lo viví yo mismo cuando era un niño donde competía por Palmira y el Valle en atletismo en la categoría infantil, tocándonos vender empanadas, hacer rifas para conseguir dinero y costear tanto pasajes como viáticos cuando competíamos fuera del departamento; y les estoy hablando de una potencia nacional deportiva como el Valle del Cauca que se pelea año tras años juegos nacionales con Antioquia, y si esto sucede en el Valle imagínense por un momento como les toca a nuestros deportistas en departamentos como Casanare, Caquetá, Meta, Amazonas, Putumayo, Boyacá, Santanderes y demás.

Válgame Dios si no conseguimos los resultados esperados en los olímpicos, los criticones de calle de nuevo empezaran a hacer de las suyas y a estos se les suman los de redes sociales, donde no hacen nada por construir país pero si son los primeros en tirar teclas venenosas contra nuestros deportistas, en apuñalar con sus palabras los esfuerzos casi solitarios de un excelso grupo de gladiadores que se mueven bajo el deseo de poner a sonar el himno nacional en mundiales y olímpicos, a pesar de que el estado solo aparece bajo la figura de otros oportunistas llamados politiqueros. A esos si hay que tenerles miedo, solo aparecen en cámaras y en fotos regalando casas y prometiendo cosas a nuestros deportistas con el fin de salvar la imagen casi deteriorada que tienen en las encuestas. Solo en ese momento de victoria aparecen los que fueron invisibles alardeando con triunfos ajenos y volviéndolos en triunfos políticos.

No olvidemos que el deporte, el arte y la cultura es lo que hace grande un país y aquí faltan muchos Nairos, Anaconas, figueroas, salazares, asprillas, y mujeres berracas como Mariana Pajón, Jacqueline Rentería, María Isabel Urrutia, Yuri Alvear, Catherine Ibargüen, entre otras.

Usted que me lee si es uno de esos criticones, donde el criticar es su pan de cada día, le aconsejo que se pregunte si usted construye o destruye país, cuestiónese si usted ha acompañado jornada tras jornada los entrenamientos de nuestros deportistas, y recuerde si usted apoyo moralmente a nuestros representantes deportivos, si no lo ha hecho coja su crítica, dóblela y guárdela en el bolcillo de su camisa, porque aquí lo que necesitamos es constructores de país y no destructores  de sueños. Si su excusa radica en echarle la culpa al estado, pues le recuerdo querido amigo que ahí también la culpa es suya, porque usted acolita elecciones tras elecciones los mismos corruptos, se amanguala con las malas administraciones, promueve los clientelismos, apoya la corrupción no denunciándola, compra votos y conciencias, además, tampoco se ha preocupado por ser un agente generador de cambio sino un destructor de buenas acciones.


Artículo dedicado a nuestros deportistas anónimos que se esfuerzan día a día por conseguir sus resultados a pesar del poco apoyo estatal, a mi tío Gustavo Ríos por ser el apoyo incondicional de mi prima Daniela Fitzgerald Ríos promesa del ajedrez vallecaucano quien a sus 13 años ya ha dejado el nombre del valle en lo más alto a nivel nacional.

martes, 5 de julio de 2016

Conflicto Socio-Ambiental

Les comparto el presente trabajo que realicé para la asignatura "Seguridad y Defensa Nacional" en mi Universidad Militar Nueva Granada cuando adelantaba mis estudios de Relaciones Internacionales y Estudios políticos.

 MEDIO AMBIENTE Y DEFENSA NACIONAL





Presentado por:
 D6902462



Presentado a:
Dra. ANA MOLINA


UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GARANADA
2015



CONFLICTO SOCIO-AMBIENTAL
Parque Nacional Puinawai (Guainía): Minería Ilegal (Coltán)



Identificación e importancia del conflicto ambiental que voy abordar.

El Parque Nacional Puinawai queda en el departamento de Guainía en la región oriental del territorio colombiano, en límites con los países de Venezuela y Brasil, es un extenso territorio habitado por comunidades indígenas como los Puinaves y Curripacos. (Semana., 2013). Esta zona geográfica adquiere importancia a finales del año 2009 con el anuncio del presidente de Venezuela Hugo Chávez, sobre el descubrimiento de un gigantesco yacimiento de Coltán cerca de la frontera con Colombia[1], desde entonces a la zona han llegado comerciantes, especuladores y grupos armados alrededor de un negocio que para el año 2009 se pensaba podría mover más de 40 millones de dólares. Sin embargo, desde hace unos cuatro años atrás este mineral está siendo extraído de esta región para exportarlo a comercializadores internacionales. El boom del Coltán, ha despertado el interés de diferentes empresas que empezaron a tramitar ante Ingeominas (Instituto Colombiano de Geología y Minería) los permisos para extraer el Coltán de excelente calidad en 35.000 hectáreas entre Vichada y Guainía.

¿Cuáles son los sujetos que participan en el conflicto ambiental?

Actores gubernamentales relevantes: Presidencia de la República, Ministerio de Minas y Energía, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Policía Nacional, Armada Nacional de Colombia, Gobernación de Guainía, Defensoría del Pueblo, Parques Nacionales Naturales de Colombia.

Los nombres de compañías o empresas

·         Grupos Armados Ilegales
·         BACRIM
·         Mineros artesanales
·         Traxys Europe SA
·         Disercom SA de Colombia
·         Coltán SAS

Organizaciones de justicia ambiental y otros partidarios: Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), Resguardos Indígenas (Remanso del Chorro Bocón, Río Atabapo e Inírida, Barranquito Laguna Colorada, Cuenca medios y alta del río Inírida), WWF Colombia, Universidad Nacional de Colombia.


¿Cómo y por qué surgió el conflicto?

Para entender este conflicto debemos determinar primero la posición geoestratégica donde está ubicado el departamento de Guainía, situado en el triángulo fronterizo entre Colombia, Venezuela y Brasil donde los "minerales conflictivos"[2] tienden a convertirse en arma estratégica de paramilitares, guerrilleros y narcos. Segundo, estas minas ilegales se encuentran ubicadas en zonas denominadas por el gobierno como “zonas rojas”. Tercero, sus daños ambientales son notables y los principales afectados son los residentes y las comunidades indígenas.

El señor Mauricio Cárdenas quien para el año 2012 fungía como ministro de minas y energía declaró: “Hemos visto la aparición de grupos ilegales involucrados en actividades mineras, especialmente en tierras raras en el oriente de Colombia. Son áreas distantes y remotas, en las que la minería es ilegal, para nosotros ellos son una preocupación de seguridad nacional” (Espectador., 2012).

Dentro de los impactos ambientales Visible tenemos: Pérdida de paisaje / degradación estética, la deforestación y la pérdida de la cobertura vegetal.

Impactos ambientales Potenciales: La contaminación del aire, la pérdida de biodiversidad (fauna, la agro-diversidad), los incendios, la inseguridad alimentaria (daños a los cultivos), el calentamiento global, la contaminación del suelo, la erosión del suelo, aguas superficiales contaminación / Disminuir agua (físico-químicas, biológicas) la calidad, la contaminación de las aguas subterráneas o el agotamiento, alteración a gran escala de centrales hidroeléctricas y sistemas geológicos, reducido conectividad ecológica / hidrológico.

Este problema se agudiza por la corrupción institucional, constantes cambios en la demarcación de tierras, la nueva legislación es insuficiente y la presencia estatal es escasa para la solución de los problemas sociales y ambientales.


PLANTEAMIENTO DE ALTERNATIVAS EN LA RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO AMBIENTAL

El conflicto que he venido trabajando e investigando a lo largo de esta asignatura es: “Conflicto socio-ambiental en Colombia (2013) Parque Nacional Puinawai (Guainía): Minería Ilegal (Coltán)”; como todo conflicto este no es ajeno a su complejidad si tenemos en cuenta la clase de actores que participan directamente dentro del mismo, de igual manera, el extenso territorio de 72.000 hectáreas rico en biodiversidad como lo es el departamento de Guainía hace más compleja la situación si consideramos que posee uno de los principales parques naturales del país. Esta zona de reserva natural fue declarada como zona estratégica minera de la Amazonía, por tal motivo esta mera condición conlleva a unas obligaciones de respeto por el medio ambiente, generando prohibición para la explotación indiscriminada sobre ningún punto de vista, entiéndase como minería, siembra de productos ilícitos y deforestación.

Debemos comprender que esta región históricamente ha sido habitada por comunidades indígenas como los Puinaves y Curripacos, quienes tradicionalmente han desarrollado la actividad de minería artesanal, así mismo, esta zona tropical del país tiene abundancia de minerales  como columbio y tantalio, cuya combinación da como resultado El Coltán. Mineral usado como materia prima para la fabricación de equipos electrónicos altamente tecnológicos.

Como toda problemática o conflicto que presenta nuestro país, se ven involucrados los intereses políticos, y este caso no es la excepción a la norma; El centro de gravedad del conflicto socio-ambiental radica en varios aspectos relacionados con intereses económicos y políticos, implicando un punto coyuntural critico sino olvidamos que Colombia no tiene desde su legislación políticas serias y medidas de control para la minería ilegal, problemática que se agudiza cuando vemos la débil presencia estatal en este sector, sin embargo, el estado ha querido imponer su gobierno con presencia de la fuerza pública (La Armada Nacional y la Policía Nacional) resultando insuficiente. El Coltán y la zona estratégica donde se encuentra el Guainía implica un gran negocio muy apetecido por el estado, para las Farc (grupo armado ilegal que tiene alianzas con bandas de narcotraficantes, que ejercen agresión directa contra la población como: extorsión, desplazamiento forzado,  violencia, etc..) y el narcotráfico dando como resultado un gran negocio de explotación minera y control territorial, pero lo más importante aquí es el Coltán siendo este un mineral que mueve suficientes ingresos para el que lo comercia. Sumado a lo anterior vienen los reclamos de derechos de propiedad de la tierra y su explotación por parte de las mismas comunidades indígenas mencionados con anterioridad. El problema básicamente radica en la grave amenaza al ecosistema con la explotación indiscriminada de la minería ilegal, produciendo colosos impactos ambientales, disminución de las fuentes hídricas, contaminación de todas las vertientes fluviales con agentes químicos y obviamente la deforestación del parque natural. Critica la situación cuando el mismo estado colombiano apoya y favorece otros actores no estatales nacionales e internacionales, siendo estos las empresas que quieren ejercer presiones con la finalidad de obtener el monopolio de la explotación minera de manera absoluta en la región.

Alternativas de resolución del presente conflicto

Podemos inferir múltiples alternativas, pero en este caso creo que Colombia debe de aprender a solucionar sus propios problemas y dejar de lado la ayuda externa para la solución de sus conflictos internos, eso solo genera incapacidad estatal y a la vez debilidad gubernamental. Es por eso que el modelo o método de solución de conflictos aplicable a este caso es el “Modelo de Resolución Consensuada o Informal”, ya que consiste en que todos los actores del conflicto buscan su solución desde la toma de decisiones en el seno de la comunidad de manera consensuada, pero sin la intervención o participación necesaria de una tercera parte. Este método posee ventajas garantistas para las partes y a la vez es eficaz; se hace necesario ahondar esfuerzos para que el alcance, tiempo y costo sea favorable para todas las partes implicadas en especial para las comunidades de la región que a ciencia cierta es la que ha sufrido implacablemente el abandono estatal por años.


Se deberán de emplear mecanismos como la Mediación, la Facilitación y la Acción Comunitaria, con el fin de generar ambientes pacíficos y de confianza buscando establecer un punto de quiebre histórico que fortalezca e impulse el progreso y el crecimiento económico de la región, preservando el medio ambiente y realizando una política sostenible y sustentable sin comprometer los recursos naturales a futuro. Es importante tener en cuenta que tanto las comunidades indígenas como las empresas nacionales o multinacionales y el Estado Colombiano pueden llegar a un acuerdo consensuado en el menor tiempo, creando consensos con plenas garantías que conlleven a una feliz terminación del conflicto entre todas las partes. Pero por otro lado el problema radica es con los actores no estatales como los grupos armados ilegales: Las FARC, BACRIM y bandas de narcotraficantes que por razones de lucro y estrategia territorial no desean abandonar el negocio de la Minería Ilegal; por la cual en ese punto, el Estado Colombiano –desde mi punto de vista- por intermedio de la Fuerza Pública deberá seguir una política fuerte en cuanto a seguridad y defensa, desarrollando operaciones militares con el fin de erradicar o minimizar las actividades de minería ilegal con todo el peso de la ley. Y para esto, detrás de la fuerza pública debe de ir una política seria de preservación del ecosistema, garantización por el respeto de los derechos humanos, regulación de toda la normatividad necesaria o jurisprudencial en la práctica de la actividad de minería, y la garantía de que lo anterior se cumpla y se ejecute en la región de Puinawai, sin dejar de lado que es una zona de reserva estratégica minera de la Amazonía en el país, de única explotación para el Estado Colombiano. 

Debo concluir con que el método de resolución consensuado o informal es el que más se ajusta en este caso, debemos aprender a solucionar los problemas desde adentro y esta es la oportunidad, además, la aplicación de mecanismos como la Mediación, la Facilitación y la Acción Comunitaria, son garantías para las partes de que se pueda concretar y cumplir objetivos comunes con el consenso aprobado de todas los interesados. 




Biografía

García, C. (11 de Diciembre de 2012). Viaje al corazón de la minería ilegal en Guainía. . Obtenido de La Silla Vacía.com: http://lasillavacia.com/historia/viaje-al-corazon-de-la-mineria-ilegal-en-guainia-37128

Gómez, I. (Febrero 25, 2012). Amenaza en el Puinawai. Mayo 2, 2016, de El Espectador Sitio web: http://www.elespectador.com/noticias/investigacion/amenaza-el-puinawai-articulo-328717

Pérez-R, M. (24 de Junio de 2014). Coltan Parque Nacional Puinawai, Colombia. . Obtenido de EJEAtlas.com : https://ejatlas.org/conflict/coltan-parque-nacional-puinawai-colombia

Semana. (Marzo 29, 2013). La selva herida por la minería. Semana. Recuperado de http://www.semana.com/nacion/articulo/la-selva-herida-mineria/338157-3

Tiempo., E. (13 de Mayo de 2015). Tragedia ambiental por minería ilegal de las Farc en Guainía. . Obtenido de El Tiempo.com. : http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/tragedia-ambiental-en-guainia/15741718






[1] Coltán Parque Nacional Puinawai, Colombia. Ver: https://ejatlas.org/conflict/coltan-parque-nacional-puinawai-colombia
[2] Se les denomina así a los minerales como el Coltán o tungsteno, pero en especial al mercado negro del Coltán. También, son llamados así por violar normas federales y reglas internacionales, dispuestas por las Naciones Unidas y más recientemente por el gobierno de Estados Unidos. La Ley Dodd-Frank de 2010 les prohíbe a las empresas norteamericanas comprar recursos naturales obtenidos ilegalmente o en áreas controladas por criminales o terroristas. En la selva del Amazonas colombiano estas normas están desatendidas, especialmente ahora cuando la demanda de esos minerales está en aumento.