Graffiti Palmira-Valle del Cauca. Galería.
“Hemos reducido la
democracia al simple acto de votar cada cuatro años, pero tan gravemente
estamos de cultura política y de democracia que hasta lo hacemos muy mal.”
Con gran preocupación y con cierto
grado de desolación puedo inferir que la democracia en Colombia esta en
declive. En los últimos años la falta de cultura política y de educación democrática
en los colegios y universidades nos han llevado al descontrol total sobre lo
que es y debe de ser la democracia como instrumento de participación y de inclusión.
En Colombia, la democracia en los
últimos años la han venido limitando a solo elecciones populares para alcaldías,
consejos, gobernaciones, asambleas, senado, congreso y presidencia, dejando de
lado el desconocimiento total y parcial del componente democrático que trae
consigo una República como la nuestra. Para el ciudadano de a pie, el salir a
votar es el único acto de democracia desconociendo que también existen
mecanismos de participación ciudadana que hacen de la democracia una forma de
gobierno incluyente y en su efecto de participación.
Haciendo hincapié en la preocupación
que esta decadente situación genera, hemos reducido la democracia al simple acto
de votar cada cuatro años, pero tan gravemente estamos de cultura política y de
democracia que hasta lo hacemos muy mal. Y lo hacemos tan mal que aquí perduran
las maquinarias políticas, el clientelismo y la compra de votos, siendo nosotros
mismos participes de este acto de corrupción desde tres grupos: el primer grupo
son los que hacen la fiesta con dineros de dudosa procedencia - que también lo
hacen con dineros legalmente soportados de empresarios y demás- en campañas electorales
donde reparten tejas, lechonas, tamales y hasta ladrillos con el fin de ganar
adeptos políticos y votantes incautos. El segundo grupo son los que critican a
los primeros, pero no salen a votar porque según ellos no son cómplices de un
sistema electoral corrupto, estos se creen intelectuales abstencionistas, pero
eso sí, son los que mas critican desde la comodidad de sus hogares durante los
siguientes cuatro años las decisiones electorales de los primeros y los
terceros. El tercer grupo lo componen ciudadanos honestos que ejercen su voto a
conciencia y honestamente pero que en ultimas no denuncian los actos del primer
grupo y esto los hace cómplices.
Haciendo honor a la franqueza los
del segundo grupo no tendrían el mínimo derecho de reclamar ya que no hicieron
parte de la fiesta electoral, aunque, esa no reclamación seria agrandar el
declive de la democracia ya que se estaría volviendo excluyente; pero es aquí donde
la preocupación encuentra asidero, porque debemos tener en claro que no solo somos
responsables de las decisiones que tomemos en nuestras propias vidas sino de
las decisiones encaminadas sobre el futuro de una nación democrática como la
nuestra.
Otra situación es que con la
realidad actual del país sobre corrupción electoral es fácil encontrar murales en
diferentes ciudades con invitaciones constantes y permanentes para no ser partícipes
del sistema electoral y no votar, de esta manera se promueve el anarquismo y el
desentendimiento de lo realmente importante en una democracia acabando con el
sentido de pertenencia de los ciudadanos. Lo verdaderamente preocupante es que
hemos reducido la democracia a un voto y la hemos deteriorado tanto que hemos
llegado al punto de no querer ejercer lo poco que queda: “Votar”.
La abstención es la muestra de
que en Colombia la democracia esta en decadencia y subvalorada, por tomar un
ejemplo: en las ultimas elecciones presidenciales en el año 2014, según el Informe
número 47 de la Registraduría Nacional del estado civil los votos para la presidencia en segunda
vuelta fueron de 15.341.383 siendo el candidato Juan Manuel Santos el gran triunfador
obteniendo 7.816.986 de votos y el segundo que fue Oscar Iván Zuluaga con un
resultado electoral de 6.905.001, los votos en blanco fueron de 619.396;
según el Comunicado de Prensa No.0061 de 2014 de la Registraduría Nacional del Estado
Civil la capacidad de electores para el año 2014 era de 32.795.962, si
comparamos este total con la cantidad de colombianos que votaron por el
presidente Juan Manuel Santos podemos afirmar que aproximadamente tan solo el 24
% de colombianos eligieron presidente
sobre el 76% de la capacidad votante. Mas del 50% de colombianos no asistieron
a las urnas, esto se constituye en una gran derrota para la democracia, ya que,
como se ve, más de la mitad de la población no ejerció en su momento su
derecho. ¿Ahora cabe cuestionarnos que paso con el mas del 50% que no
ejercieron su derecho al voto? En ultimas ellos fueron los grandes victoriosos,
los abstencionistas.
En dos meses tendremos elecciones
para Senado y Cámara, y a finales de mayo para presidente; esperaremos a ver si
el comportamiento electoral se repite como hace cuatro años o si de nuevo la abstención
vuelve a ser la gran triunfadora. Cabe reflexionar sobre el papel que ejerce
cada ciudadano en este sistema democrático, si es o no es responsable con su nación
o si promueve el deterioro del mismo; así mismo reflexionar desde la academia,
si los esfuerzos son suficientemente asertivos en la enseñanza, fomento y promoción
de valores democráticos ofreciendo espacios pedagógicamente incluyentes, para
posteriormente hacer de la democracia una forma de gobierno permanente y
perdurable en el tiempo.
Debemos de valorar la democracia
y empoderarla, no debemos dar tiempo al tiempo que nos instauren un régimen
autoritario bien sea socialista o comunista para poder valorar lo que en algún momento
menospreciamos. No esperemos perder la democracia para después soñarla e
intentar recuperarla.
Politólogo. Christian Ríos M.