sábado, 23 de febrero de 2019

Distinciones entre Geografía política y Geopolítica


Poniendo sobre la mesa los intereses nacionales de cada Estado-Nación, y con la necesidad de sobrevivir en el sistema internacional, los diferentes países establecen políticas exteriores que conllevan a cumplir objetivos de tipo nacional y regional, que fundamentan sus intereses de poder en el plano internacional, y para esto la ubicación geográfica, su poder militar, su economía y sus estrategias determinan su protagonismo en la arena mundial. Por tal motivo se hace necesario establecer diferencias conceptuales entre Geografía política y Geopolítica con su respectiva aplicabilidad; haciendo esto, podremos tener claro desde la geografía y sus ramas, lo que debe ser primario para los estados y cuáles deberían de ser las estrategias y los derroteros para actuar tanto interna como externamente.

Cuando analizamos dos términos como la Geopolítica y la Geografía política, nos pueden llevar a concluir que son dos conceptos con un mismo significado y un mismo campo de acción; pero cuidado, podemos caer en el error fonético y práctico de concluir afanosamente que estas dos definiciones son lo mismo. De hecho, algunos podrían afirmar que Geopolítica es la abreviatura de Geografía política. No podemos ser injustos y lanzar juicios de valor indeterminados cuando la obligación es analizar con filigrana y con gran detalle la procedencia, significado y aplicabilidad de cada una de estas ciencias, es ahí donde se podrá evidenciar las diferencias conceptuales con su respectiva importancia existentes entre la una de la otra.

Para determinar diferencias o similitudes, es necesario aclarar que la geografía política es más antigua que la geopolítica, y que esta última procede de la primera. La geografía política se desprende de la Geografía humana, y esta a su vez, termina siendo una rama de una gran ciencia de estudio como lo es la geografía.

De acuerdo a lo anterior, la geografía política termina siendo descriptiva debido a que analiza y estudia los diferentes cambios históricos, sociales y políticos de los habitantes de los diferentes países que se distribuyen en el espacio mundial (Reyez & Vasquez, 2004, pág. 3). Por otra parte, Joseph Comblin en su texto titulado “La Doctrina De la Seguridad Nacional” cita a Atencio con la siguiente definición sobre Geopolítica: “Geopolítica es la ciencia que estudia la influencia de los factores geográficos en la vida y evolución de los estados, a fin de extraer conclusiones de carácter político” (Atencio, 1965).

De acuerdo a estas dos definiciones, la Geopolítica entonces, a diferencia de la geografía política es una ciencia analítica, que intenta comprender las luchas que se generan en los centros de poder, para conseguir dominio de los espacios geográficos; es decir, analiza y prevé rivalidades y enfrentamientos en los centros de poder por el dominio del espacio, se termina relacionando con la confrontación y el conflicto dando como resultado una estrategia de tipo militar.

Podemos concretar entonces que la Geografía política describe aspectos políticos, sociales, económicos, territoriales, limites, extensiones y divisiones políticas y territoriales en un espacio- Estado, y la Geopolítica, se enfoca, más en estrategias y geoestratégias de los diferentes espacios de conflictividad y centros de poder. Ashley (1987,1989) define: “la Geopolítica, una actitud genealógica se ocupa del movimiento, el espacio, la estrategia y el poder” (Ashley, 1987, pág. 411).

Teniendo claro estos dos conceptos, en ultimas, la Geografía Política observa al Estado-Nación como una organización viva y profundiza mucho más los conceptos, estudios y elementos que la geopolítica no abarca. Las regionalizaciones de poblaciones y migraciones internas y externas hacen parte de un objeto de estudio de la Geografía Política, así mismo, problemáticas de tipo social que afectan la geografía humana y económica (desarrollo económico y desarrollo sostenible desde lo industrial), es por eso que la Geografía Política analiza fenómenos de ruralización y urbanización en las poblaciones del Estado, incluso, abarca aquellos fenómenos de seguridad humana que terminan afectando tanto intraestatal como interestatal.

Para concretar, la geopolítica ofrece estrategias para el interés nacional y la política exterior de los estados, ofreciendo derroteros importantes para ejecutar acciones de tipo militar, es por esto que la Geopolítica usa estrategias para consolidar el poder de forma directa o indirecta en un determinado objetivo geopolítico a nivel internacional.

Siendo, así las cosas, ya teniendo claros estos conceptos presento estas preguntas para que el lector pueda responder sin afanes, con un fin reflexivo y pedagógico: ¿Qué estrategias geopolíticas existen en Colombia enmarcados en su política exterior? ¿Cómo podemos determinar y orientar la geografía política colombiana para estudios inmediatos? ¿Cuál es el Interés nacional de Colombia? ¿Qué problemas podemos evidenciar en Colombia en cuanto a nuestra geografía política? ¿El problema migratorio de venezolanos en Colombia lo podemos afrontar con estrategias geopolíticas o desde la geografía política? ¿Cuáles podrían ser los planes estratégicos de Colombia para proteger y mantener la defensa de su soberanía?

Una vez leídas estas preguntas, quiero generar en mis lectores la necesidad de profundizar más en el interés por los asuntos de la nación para ir construyendo cultura política, y que mejor ir abordando conceptos básicos que deberían de ser manejados por cualquier ciudadano; el objetivo mío, es el de crear espacios reflexivos y pedagógicos para que salgamos de la zona de confort de criticar y empecemos de verdad a construir país, y que mejor que empezar por apropiarnos de lo que es nuestro.



sábado, 16 de febrero de 2019

Transición de la guerra moderna a la posmoderna


Retomando un poco la lectura académica, y a la luz de los nuevos escenarios globales de conflictividad, tuve la oportunidad de leer hace poco un libro llamado: “Guerra Civil Posmoderna” escrita por el Doctor en Filosofía de la Universidad de Antioquia Jorge Giraldo Ramírez. Con el permiso del Doctor Giraldo, quiero compartirles un poco de lo que pude analizar de esta enriquecedora lectura y que nos dará una visión de lo que ha sido el desarrollo evolutivo de las guerras contemporáneas.

El autor propone en su libro, un análisis exhaustivo sobre las guerras civiles contemporáneas y se enfoca en recuperar la condición de guerra civil como un concepto de larga trayectoria, el cual, nace del pensamiento antiguo occidental y continúa la línea argumentativa de Carl Schmitt, al punto de evaluar y analizar los diversos términos, pudiendo establecer una hipótesis de los elementos renovados frente al pensamiento político y moral de las guerras contemporáneas. 

Para el autor, Schmitt es su referente argumentativo, y pone por delante aquel ambiguo concepto de que en la guerra se etiquetan buenos-malos, o amigo-enemigo. Para superar este impase de antagónicos actores, Giraldo expone desde la visión de Schmitt, plantear una concepción de neutralidad en la guerra y que es importante observar aquellos actores que están etiquetados como enemigos como una contraparte justa, es decir, que son grupos o individuos con ideas, pensamientos o concepciones con distintos intereses, pero desde el bien y no desde el mal. Ver al enemigo como la diferencia ética (Hegel) y no como la encarnación propia del mal.

La brecha que Schmitt designó como posmodernidad política, se basó en el hecho de que el concepto y desarrollo moderno, donde los atributos estaban vinculados a la exclusividad suprema de la violencia y la fuerza, se encontraba en un declive que llevaría al fin de la época de los Estados, la cual y según su concepto, está ligado a la discusión sobre la guerra, pertinencia que se justifica en la noción de la teoría Partisana y en consecuencia de tres tendencias: fracaso del Estado, reducción de la lealtad y expectativa de obediencia ciudadana, y el Estado como actor real.

De acuerdo a lo anterior, el Estado ha perdido no solo el monopolio de la fuerza legítima, si no los monopolios de la interpretación del juicio y de la decisión, incluso, pierde el monopolio de lo político, donde los partidos revolucionarios, frente a éste, han adquirido la capacidad de establecer líneas demarcatorias de amigo/enemigo dentro de una sociedad delimitada territorialmente, que incluso logran nuevas configuraciones globales, borrando de esta manera las fronteras y límites del espacio vital.

Se plantea una gran inflexión entre la teoría de Schmitt de la política con respecto al concepto de Clausewitz, donde “el Estado es la unidad política, y por tanto sujeto exclusivo de la guerra”, el elemento crítico de lo anterior, se centra en que el pensamiento se limitaba políticamente a tener solo un actor: “el Ejercito del Estado”, en términos más claros, la violencia organizada solo debería ser llamada “guerra” si fuera librada por el estado, para sus interés y protección. Ahora bien, en la posmodernidad, este concepto de abdicación, lo presenta sin condición de monopolizador efectivo, y esta posición no solo se sobrepone en los estados imperfectos de los países en desarrollo, sino también en los más fuertes, estables y eficaces, que han perdido el monopolio absoluto de la fuerza coercitiva.

Las distinciones modernas fundamentales de la política y el estado se traducen en la perdida de carácter y la fuerza de su esencia de diferenciación que correspondan al territorio (interior/exterior), el gobierno (publico/privado) y el derecho (legal/ilegal), el trance de la estatalidad presenta la depresión de esas bases. Ésta pérdida por el respeto a los límites, permiten el avance de una guerra intrasocial a una trasnacional.

El autor desarrolla también el concepto de guerras justas y las definiciones de Rawls que dan su respectiva validación, ante esta teoría de justicia procede al derecho de gentes. Y es el mismo derecho de gentes que termina abordando Kant para plantear el veto a la revolución, y que acaba dándole gran importancia al derecho público, siendo este el determinante de buena convivencia en una comunidad y que concluye concibiendo a las personas como participes del derecho; siendo la revolución una forma del hombre para “involucionar”, ya que lleva a éste de nuevo a su estado de primitiva naturaleza, volviendo al ser humano agresivo y hostil.

Kant determina la política y la moral como dos aspectos que van de la mano y que en ultimas terminan frustrando la mala conducta para buscar un fin.

La argumentación general planteada por el autor, reacciona a un pensamiento sobre el desarrollo implicado de la transición de la guerra moderna a la posmoderna, en una forma de retorno a los procesos de guerra justa de las sociedades tradicionales.




viernes, 1 de febrero de 2019

La Polis y el ciudadano en Colombia


De las últimas actividades académicas que desarrollé con mis alumnos el año anterior en el mes de noviembre y diciembre, fue una actividad de campo con objetivos pedagógicos dentro del recinto académico. Para no entrar en detalles y comprometer a nadie, omitiré el nombre de la sede educativa, como así mismo, el nombre del centro universitario.

La actividad que le propuse a los chicos, fue la de realizar un video de máximo cinco minutos, donde conformarían grupos y tendrían que entrevistar tanto alumnos, como docentes y personal de labores administrativas. El objetivo era vincularlos a todos y en el video los estudiantes harían las siguientes preguntas: “¿Qué es una Asamblea Nacional Constituyente?, ¿Qué aspectos positivos le merece a usted la constitución del 91?, ¿Qué fue la séptima papeleta?, ¿Qué son mecanismos de participación ciudadana y cuáles conoce?, ¿Cuál es la diferencia entre un referendo y un plebiscito?, ¿Qué es un cabildo abierto?, ¿Qué es una consulta popular?, ¿Qué es y quién es el constituyente primario?

Para sorpresa de los estudiantes, las personas que pretendieron entrevistar y ser grabadas en el video, en un 90% no accedieron a responder, no tanto por la pena que les merecía salir en el video o la intimidación que genera una cámara, sino, porque tenían un gran desconocimiento de las preguntas que los chicos estaban realizando. Como el video debería ser entregado para ser calificado, los jóvenes propusieron a sus entrevistados que buscaran en internet y tener un libreto para poder responder a las preguntas formuladas. Efectivamente, la elocuencia de las personas al responder satisfactoriamente las preguntas efectuadas por los entrevistadores, daba como resultado la evidencia final a una actividad que merecería una buena calificación de mi parte.

Al realizar la retro alimentación de la actividad, se expusieron todas las inquietudes de los chicos y plantearon –con gran preocupación- lo difícil que fue poder encontrar personas calificadas para salir respondiendo acertadamente preguntas básicas de constitución y democracia en el video. Se concluyó, que los ciudadanos que hacen parte de estos recintos académicos –en su mayoría- tienen grandes vacíos sobre lo elemental en una democracia, poseen un gran desconocimiento sobre la constitución del país y carecen de un mínimo de conocimiento sobre cultura política.

La reflexión es mucho más inusitada, entiéndase de la siguiente manera:” si esta fue la respuesta en dos recintos académicos, ¿Cómo estará en cultura política, constitución y democracia la ciudadanía que transita las calles de las ciudades de Colombia?”

Pretendo entonces evocar los principios de ciudadanía que se plantearon desde la antigua Grecia, donde no todos los individuos merecían ser llamados ciudadanos. Para tener esta honorable distinción deberías de haber nacido en la polis, tener un alto grado de formación académica e ilustrada, junto con su respectivo entrenamiento militar, para posteriormente tener la obligación –entiéndase obligación como una imposición y no una opción- de contribuir de forma auténtica por medio de la democracia a la edificación de la gran polis. Recordemos que Atenas fue la cuna de la democracia.

Siendo, así las cosas, ¿cómo estamos nosotros los colombianos, en comparación con el concepto de ciudadanía que tenían en la antigua Grecia?, ¿Cumplimos cabalmente con lo propuesto y la condición ateniense del ser ciudadano?; podríamos comenzar por evaluar nuestras competencias ciudadanas, entendiendo esto, podremos discernir que el ser ciudadano no solo es el que reclama derechos, por el contrario, entiende que pertenecer a esta gran polis nos pone ante un gran compromiso con obligaciones y responsabilidades, la finalidad es construir y edificar al país. Para eso, se hace necesario tener por lo menos un conocimiento básico sobre constitución y democracia; el ser ciudadano es una condición que obliga a actuar con responsabilidad.