viernes, 13 de abril de 2018

¡SE BUSCA MINISTRO DE DEFENSA!


9 abril, 2018 by Dpto. Comunicaciones 1 3380

Vicealmirante (Ra) Luis Alberto Ordóñez Rubio. Ph.D.

El año 2018 pasará a la historia como uno de los más complejos en temas electorales. Un país polarizado y preocupado, pero sobre todo atemorizado ante la posibilidad de que el populismo pueda llegar al poder y acabe con la sostenibilidad futura de la Nación, sumado a un proceso de paz que, por entregar mucho en la mesa de negociación, dividió a la población y no logró la desmovilización total de la guerrilla de las Farc, por el contrario llevó a que el ELN se fortaleciera y se envalentonará, posiblemente por el mal ejemplo de que todo se perdona, que la justicia puede ser relativa y favorable, además de que pueden salir con curules, recursos y presencia en la vida nacional como si nada hubiese pasado.

Un gran dirigente gremial llegó a la cartera de Defensa. El señor Presidente tuvo a bien designar un funcionario que había sido además miembro de la mesa de negociación, una persona con perfil para conciliar, negociar y facilitar el proceso, pero con escaso o nulo conocimiento del medio militar, por consiguiente sus políticas y directrices han ido por esa vía, cuando lo que se espera de esa cartera es fuerza, carácter y acciones para garantizar la seguridad nacional. Bajo ese mismo esquema los funcionarios civiles con capacidad de decisión, subalternos suyos y muy prestantes, también se distinguen por su desconocimiento del quehacer militar. Preocupa que un ministerio tan especializado y necesario para garantizar el futuro de la Nación haya estado en manos de personas que, salvo contadas excepciones, desconocen de seguridad y defensa. ¿Cuántos habrán prestado servicio militar, conocerán los grados militares, las unidades a flote, las terrestres o las aeronaves? ¿Cuántos entenderán de táctica, estrategia o soberanía?

El gobierno que asuma en agosto próximo tiene retos muy difíciles. Los temas de seguridad nacional son complejos; la paz no se ha logrado consolidar y el ELN, que estaba debilitado, adquiere una fuerza inusual que se suma al accionar de las disidencias de las Farc, los narcotraficantes, las bandas criminales, la delincuencia organizada, los delitos informáticos, entre otras amenazas a la seguridad. En temas internacionales las preocupaciones no son menores: el desmoronamiento de Venezuela como nación, las pretensiones de Nicaragua en nuestras áreas marítimas, el diferendo limítrofe en el golfo de Coquivacoa, las continuas invasiones militares al territorio nacional, el crimen transnacional y las provocaciones de terceros países al dar apoyo y soporte a los terroristas, entre otras. A ese escenario se suma la desmotivación de la moral combativa de la tropa producto del debilitamiento de la justicia penal militar y la creación de justicias especiales que nacen con posterioridad a las presuntas faltas: no hay seguridad jurídica para la Fuerza Pública. Por otra parte, los permanentes intentos de acabar el régimen especial de salud o prestacional sin entender, por falta de conocimiento del medio, que los miembros de la Fuerza Pública devengan salarios bajos, no ganan horas extras, no tiene ningún reconocimiento por trabajar domingos y feriados o que deben permanecen alejados de sus familias exponiendo su integridad personal por meses mientras operan en el área o están en los buques cumpliendo horarios muy por encima del régimen laboral común, pues durante las operaciones no hay tiempo para el descanso, ni se puede aplicar la normatividad de un empleado con horario de oficina. ¿Si eso no es un régimen especial, cual será?

El futuro Ministro de Defensa requiere de cuatro aspectos fundamentales: liderazgo, aptitudes gerenciales, pensamiento estratégico y lo más importante conocimiento del medio. Debe inspirar el respeto de la tropa y el reconocimiento de los mandos para ser el digno representante de una comunidad unida por el amor a la patria, de nobles ideales y guiada por principios y valores que no son negociables. Conformada por hombres y mujeres sinceros, honestos y que creen en sus superiores, las Fuerzas Armadas confían en que no serán defraudadas o traicionadas, que les cumplirán con lo que la ley les confiere y el Estado les ha prometido. No son personas ricas las que las integran pues no han tenido tiempo para conformar capitales o constituir empresas, el quehacer militar es absorbente, no da tiempo ni siquiera para dedicarlo a la familia como se desearía. Como la más noble de las profesiones debe brindar garantías y contar con un sistema especial, el cual no se puede cambiar por capricho o retaliacion, sería una traición y la invitación a que las nuevas generaciones descuiden sus carreras profesionales en pro de garantizarse por sí mismas su propio bienestar ante la posibilidad y las constantes amenazas de que el Estado les incumpla lo estipulado por la ley.

El ministro que se nombrará en agosto próximo, con sus funcionarios subalternos, tienen que conocer la realidad del país y las necesidades de la Seguridad Nacional, no pueden improvisar ni llegar a aprender mientras los soldados y policías están enfrentando al enemigo. No pueden ser arrogantes ni pretender imponerle su opinión a los generales y almirantes, estos sí verdaderos expertos. Deben ser funcionarios formados como líderes, que entiendan el pensamiento militar y policial, deben dar tranquilidad a la población civil y ser guerreros dispuestos a jugársela por su país. No pueden tener intereses politiqueros ni manejar el poder para su beneficio. No pueden manipular con el manejo de los recursos pues la seguridad nacional no da espera, todo es urgente, son vidas las que están de por medio. El nuevo Ministro debe generar el mejor ambiente laboral posible con los activos sin descuidar a los retirados y ser promotor de unión y una buena relación entre estos. No puede aplicar aquel principio de “desune y vencerás”, los únicos que ganan cuando la Fuerza Pública no es monolítica son los violentos. Escuchar a la reserva activa es conocer el pensamiento militar y saber cómo está el ambiente y la moral de la institución, es aprovechar años de experiencia y no desperdiciar una comunidad que puede ser requerida en cualquier momento para la defensa de la patria.

El reto del nuevo gobierno es retomar la imagen que debe distinguir a un ministerio cuya principal misión es garantizar la tranquilidad de la población y generarle sentimientos de seguridad y confianza, de allí parte todo lo demás; la inversión, el crecimiento económico, la confianza para viajar como turistas, el temor a delinquir y el respeto por la institucionalidad. Nunca más se deben ver militares o policiales doblegados ante los violentos o humillados por no poder hacerse respetar. Gran reto: ¡Liderazgo, gerencia, pensamiento estratégico, pero ante todo conocimiento del sector!

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